¡Qué dolor!

Siguen pasando los días y no nos daremos cuenta cuando ya estemos de vuelta a nuestra amada y extrañada rutina -guacatela-, con mucho calor, hartas cosas que hacer.

Algo que hacer como mujer es, dedicarle un día a la depilación. Punto bien recurrente por estos días, en que hay que andar livianita de ropas, hasta quedar sin vello alguno y estar totalmente tersa por si las moscas. Cuando hago mi sesión de spa casera, le pongo color. Me gusta quedar perfecta, porque soy demasiado vanidosa.

A veces pienso, ¿quién sería la primera mujer que se le ocurrió depilarse?. Claro, porque una tuvo que ser, después su marido le contó a sus amigos y así comenzaron a exigir pierna suave. En fin, hay que hacerlo y listo, no hay como andar suavecita. Aunque a mi me pasa, que si me siento muy suavecita me pongo desinhibida de una.